Me sabe mal, muy mal. Especialmente porque sea Catalunya la pionera en desatar el desorden.
Me apetecería saber quienes son los mediadores, que saben negociar un conflicto policial, y en cambio, no son capaces de entablar un diálogo con los jóvenes, dirigido a consensuar unos acuerdo para resolver un conflicto.
Recuerdo mis años de asiduo lector de la "Codorniz" y "El jueves". Las cosas no han cambiado mucho. Los personajes y sus circunstancias siguen estando vigentes en éste siglo XXI.
Aunque no me cogió de sorpresa, la brutal represión de ayer, en la plaza Catalunya de Barcelona, despertó en mi interior, una profunda sensación de tristeza. Parece ser que en tantos años, no hemos aprendido nada.
Hacia dónde nos encaminamos, me pregunto.
Éste no es un artículo para leer, quiero dejar un silencio para meditar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario